Enviando doce lirios envueltos con cinta de raso negro y una tarjeta
con la inscripción “Todavía pienso en ti”, Ricky Starks,
el protagonista de El
psicoanalista, selló
su amenaza de tiempo indefinido para Virgil.
Es
la última escena del thriller y deja al lector en el basto océano
de la incertidumbre, sabiendo que esta historia no termina en punto
final. Queda suspendida, amenazando con discurrir nuevamente. Nada volverá a ser igual después de 36 capítulos de tempo impecable y trepidante.
Dieciséis años y cinco novelas después el periodista, cronista de sucesos y escritor estadounidense, John Katzenbach nos trae
Personas desconocidas (2016) y nos cuenta que los personajes
de esta historia le hicieron recordar al doctor Starks.
“Los protagonistas se niegan a ser derrotados cuando la
derrota sería una opción más fácil, emocionalmente y para
sus carreras”, dice Katzenbach, y agrega que este es un denominador
común, que acuña en todos sus thrillers. Sostiene que Personas desconocidas,
no es la excepción.
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Es una novela con protagonistas convincentes, acontecer emocionante e indetenible; de trama fascinante y compleja.
Dos policías: Gabriel Gabe Dickenson y Marta Rodríguez-Johnson, han sido servidores impecables, hasta que un día, sus vidas se tuercen irreversiblemente y terminan relegados a trabajar en casos no resueltos, esos que nadie quiere desempolvar.
Para su sorpresa, los viejos archivos guardan la clave de cuatro asesinatos y una extraña desaparición, que avivarán el instinto policial de Martha y Gabe, algo que habrían refrenado, de haber podido vislumbrar las consecuencias de tentar al mal, oculto a veces donde menos esperamos.
En Personas desconocidas, Katzenbach no ahorra recursos para cumplir su máxima de “ninguna seguridad psicológica para los personajes del relato”, tal como adelantó en entrevista para el diario El
Tiempo (Colombia) en 2017, cuando presentó el nuevo thriller en la Feria
Internacional del Libro de Bogotá.
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